
Su madre, en ese entonces prostituta y su padre, que, como siempre, estaba en estado de ebriedad, lo habían llevado a el a los tempranos tres años de edad y a África, su pequeña hermana de apenas meses, a la Estación de trenes Darwin, del pueblo Rosente Alpieu, subieron al tren, ubicaron a los pequeños en un compartimiento vacío, abandonando a sus dos hijos allí, dejandolos solos, con apenas algunas chirolas de los ahorros del pequeño Alemano.
Lloraban, ni él era conciente, pero habían quedado solos en el mundo.
Cargando con África y una maleta, llegaron a Lutson, un pueblo bastante alejado de Rosente Alpieu. Alemano entró a una panadería y con la triste inocencia de tan solo un niño, contó su trágica historia. El no entendió el motivo, el porqué, pero la Señora Gloria Menilte de Costeau, no hacía mas que gotear, goteaba por sus dos grises y avejentados ojos. Indicó al niño una puerta, la vió cerrar el negocio, pasaron, detras de la misma se lucía la acogedora casa de la señora Menilte De Costeau. El hogar ardía, le irradiaba un calor fuera de lo común, esa casa olía a amor, Gloria volvió de la cocina con una merienda que desató el nudo que tenía en la boca de su estómago.
Alemano no podía frenar el llanto de África, sus mejillas estaban rojas, sus lágrimas calientes, sus ojos verdes y su voz se notaban más irritados que nunca. La señora Gloria llenó su chupete de miel, la niña se serenizó y durmió, mientras la contención se sentraba en Alemano.
Gloria Menilte era viuda, vivía sola y cargaba con setenta largos años, y evidentemente, no estaba en estado como para criar a dos niños. La panadería seguía funcionando a fuerza del amor, ella había contratado, como panadero de su nuevo emprendimiento, al señor Antonio Costeau, la historia, brevemente relatada seria, en dos palabras: amor y casamiento. Ellos no tuvieron hijos, pero vivieron plenamente y felices hasta que la tuberculosis acabó con las fuerzas del señor Costeau, dejando a Gloria solo con una prima al otro lado del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario