Hace ya unos días que a la mañana y a la tarde estoy sola, en realidad acompañada por mis mascotas, tres hermosos perros y un gatito desnutrido que se apareció por acá hace unos días y decidimos darle lugar. A lo que iba (Sí, ya sé, como siempre yo yendome del tema por las ramas), hace tanto tiempo que no tenía tiempo de acordarme de cómo soy cuando no tengo que aparentar, ni actuarle a nadie, ni nada de nada, ni compromisos, ni horarios, ni sonrisas falsas, ni gritos innecesarios, ni nada de nada... Rien de rien, diría la Señora Piaf, que descubrí algo que no creería si no fuera yo misma quien habla de sí misma. Descubrí que soy sorprendentemente normal, no hago gestos, ni muecas al hablar. Tampoco hablo tan rápido, y si hablo (con mis perros, el gatito Antonio o conmigo misma) tampoco lo hago riendo como el ochenta por ciento de las veces que me dirijo a otras personas. Si me río, me río bajito, con un "jajaja" normalito, así al pasar. Si lloro (sí, también tuve tiempo de llorar) lloro como una persona normal, así, con un ruido que apenas podés escucharlo si te acercas. Noté también que no me molesta hacer los deberes de la casa, claro, con el tiempo que a mí se me antoje y el horario y el modo que me plazca. También aprendí de mí misma que me gusta bailar, cantar, y hacer playback cuando nada me da vergüenza, cuando no hay nadie mirandome (Y eso que no soy nada tímida, pero mi yo misma me apaña en mis locuras). También me dí cuenta que le hablo a las plantas, y que me fascina alzar mis brazos al sol y ver el contraste que hacen mis manos con el cielo. Me entendí como nueva gran observadora, ¿Será que nunca me había dado el tiempo necesario para mirar cosas simples? Sí, llego a contar dos tiempos entre que las luces decorativas Navideñas se apagan y se vuelven a encender. Uno, dos. Uno, dos. Uno, dos. La terraza cuenta cuenta con seis huecos cuadrados, y también son seis los pilares que hay en mi casa; cuatro en la galería y dos en la puerta principal. Además, en el estante que tengo en mi baño, hay seis envases de shampoo. Los caracteres que se utilizan para escribir TE AMO también son seis (no te olvides de contar el espacio). En mi barra de Inicio Rápido también hay seis elementos. Acabo de darme cuenta que con algo de imaginación, el seis puede parecer un monóculo al revés. Me gustan los monóculos, los usaba la gente fina, y los grandes observadores. Mi papá en el trabajo usa una especie de monóculo con mucho aumento. Es que arreglar maquinitas de relojes tan pequeñitas no debe ser tarea fácil de no ser por ese objeto.
Me gustó haber observado todo eso hoy, me gustó haber tenido tiempo de hacerlo, y me gusta saber que mañana volverá a ser así, y voy a descubrir muchas otras cosas (por más insignificantes que sean) que me van a ayudar a saber cada día un poquito más de lo que me rodea, a sentirme más en casa, porque de hecho, acá estoy, aunque a veces me sintiera tan ajena ¿Verdad?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario